Ha amanecido, la luz ya me deja ver a través del vetanal el paisaje habitual. Tengo el calefactor en los pies, la yema del dedo índice está insensibilizada.
Acabo de terminar de leer una carta , con remitente desconocido y que delata conocerme más de lo que yo misma puedo dibujar de mí, ya no sé cómo reaccionar.
Nunca me pasó, no sé qué vaya a pasar, tengo miedo no por la carta, tengo miedo porque estuve demasiado presente cuando se fue la noche y me volvió a saludar un nuevo dìa.
Ahora no sé si irme a dormir, tomar desayuno o seguir en la continuidad del 'ayer' leyendo. Estoy despierta desde ayer a la misma hora.
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